Distracciones

Distracciones La habilidad más importante a cultivar

Cuando intentamos meditar, muy rápidamente nos damos cuenta que nos distraemos muchísimo. A menudo nos autocriticamos por esas distracciones. El hecho de que te distraigas es un signo de humanidad, no de ineptitud. Las distracciones ocurrirán, tarde o temprano, unas pocas veces o innumerables. Las distracciones pueden ser externas o internas. Tienen muchas formas, como los recuerdos y las emociones. Algunas distracciones pueden ser tentadoras, mientras que otras pueden no ser bienvenidas en absoluto. Sea cual sea la distracción, en la medida de tus posibilidades, suéltala. Puede ser útil recordar que éste es el único momento que tienes y que, por lo tanto, ningún otro momento puede ser más importante que éste. Suelta la distracción y vuelve a este momento irreemplazable sin forzar, forcejear o autojuzgarte. Esta actitud puede ser la habilidad más importante que podemos cultivar. Date cuenta de que te has distraído, y simplemente vuelve al ahora, sin agitación, sin quejas, sin autocrítica. Incluso me atrevería a sugerir que en esto consiste el aspecto práctico del yoga: dejar ir lo que no está aquí y elegir con calma estar en el único lugar donde podemos actuar y hacer una diferencia. El forzar, la tensión y la autocrítica son completamente lo contrario de estar con lo que es. Recordemos que en el yoga practicamos la presencia. E incluso cuando nos distraemos, darnos cuenta de que nos distrajimos significa que estamos presentes, porque tomamos consciencia de que nuestra atención se alejó del punto focal previsto.

He descubierto que el proceso de la presencia es simple y fácil. Nos damos cuenta de que el momento en el que estamos requiere y merece toda nuestra atención. Elegimos estar aquí haciendo lo que estamos haciendo. Voy a repetirlo: Es sencillo y es fácil. Para traer tu consciencia a este momento, simplemente elige prestar atención a uno de tus sentidos, respira conscientemente o muévete de forma deliberada y lenta. Es sencillo. Lo que parece difícil es reconocer la frecuencia con la que nos distraemos. Si tenemos expectativas del tipo «debería poder estar libre de distracciones durante al menos X minutos», la frustración surgirá en cuanto nos demos cuenta de que nos hemos distraído. Todos los seres humanos tendemos a desarrollar patrones de pensamiento, sentimiento y movimiento. Algunos de estos patrones son más útiles que otros. Notar que te distrajiste, que tu atención no se centra en lo que pretendías, no es un fracaso. Al contrario, darse cuenta de las distracciones es una prueba de que nuestra práctica está funcionando porque estamos tomando consciencia de nuestras tendencias, de nuestras maneras de ser. Recuerda, lo importante es seguir volviendo a nuestro foco, a este momento. Y, volver sin forzar, forcejear o autocritica y con una sonrisa amable ayuda a reducir tu nivel de frustración. Con el tiempo, nuestra capacidad de volver al presente se convertirá en su propio patrón útil.

Esto puede parecer demasiado simple para ser útil, pero ten en cuenta que esta sencilla técnica de darse cuenta de que nos hemos distraído y volver a ser o hacer lo que estamos haciendo es bastante poderosa. Recuerda que la clave es seguir volviendo a nuestra presencia; a medida que prestemos atención, probablemente nos daremos cuenta de que nos distraemos momento a momento, como cuando estamos meditando. También notaremos que nos distraemos mientras realizamos la mayoría de nuestras actividades, como la práctica de posturas y movimientos de yoga. También nos daremos cuenta de que nos distraemos muchas veces durante nuestras actividades diarias. También notaremos que nos distraemos durante lapsos de tiempo más largos, como cuando tenemos una rutina que nos es útil pero nos vamos de vacaciones y olvidamos la rutina durante varias semanas o meses, y un día, tiempo después de regresar a casa reco rdamos: «Oh, solía hacer esto que era benéfico y agradable y simplemente lo olvidé». Realmente no importa si la distracción dura un segundo, un minuto, una hora, un día, una semana, un año o una década, lo que es realmente importante, porque es útil, es volver a nuestro punto focal sin permitir que la distracción se convierta en un motivo de frustración, impaciencia o autocrítica.

Una forma sencilla de poner esta idea en práctica es usando la palabra atha.
Recuerda que atha, la primera palabra en el Yoga Sutra es un llamado a la atención. En sánscrito, uno de los significados de la palabra mantra es “instrumento del pensamiento”. Un mantra es un recordatorio, una palabra que se usa para captar la atención y concentrar la mente. Puedes usar cualquier palabra como tu mantra. Atha puede ser el simple recordatorio de regresar de la mente distraída a la presencia. Recuerda que atha puede interpretarse como «y ahora…». La práctica es simple: cada vez que notas que te distrajiste, ya sea pensando en otros momentos o lugares o escuchando una de tus “emisoras” internas, di atha en voz alta o mentalmente. Una vez que regreses a estar con lo que es, suelta el mantra. Puedes elegir combinar uno de los ejercicios anteriores, Presencia, con este y notar si es útil para volver a la presencia. Ten en cuenta que no se trata de contar cuántas veces te distraes. Lo único que importa es seguir volviendo a la presencia. A veces, puedes pensar que debes usar el mantra todo el tiempo. Sin embargo, al igual que sales del tren o te bajas del autobús, una vez que llegas a tu destino, puedes dejar de lado el mantra una vez que haya cumplido su propósito, traerte nuevamente a la presencia. Por supuesto, si te distraes de nuevo, puedes usar el mantra nuevamente, tantas veces como te distraigas.

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Este es un fragmento del libro Desenreda el hilo: Cómo poner en práctica la antigua sabiduría del yoga para vivir una vida feliz

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