Dos tendencias naturales

Dos tendencias naturales

Cuando intentamos conectar con nuestra consciencia clara, puede resultar frustrante darnos cuenta de que hemos cultivado tendencias que nos alejan de estar presentes. Por ejemplo, puede que nos hayamos acostumbrado al flujo constante de interrupciones de los numerosos programas en nuestros computadores y teléfonos. Puede que nos hayamos acostumbrado a cambiar de tarea con frecuencia, por lo que puede que no hayamos entrenado nuestra mente para permanecer concentrados durante largos periodos de tiempo. O puede que descubramos tendencias en nuestro diálogo interior que nos llevan a la negatividad o a juzgarnos a nosotros mismos.

A medida que tomamos consciencia de las tendencias inútiles, es normal sentir desaliento o frustración. Como siempre, es bueno recordar que se está produciendo un cambio importante. Algunas de nuestras tendencias inconscientes están saliendo a la luz de la consciencia. Este es el primer paso hacia un cambio significativo, ya que es bastante improbable que podamos cambiar hábitos que ni siquiera sabemos que tenemos.

Una de estas tendencias poco útiles puede ser centrarse excesivamente en lo negativo. Por ejemplo, recibimos comentarios sobre nuestro trabajo y, aunque la mayoría de ellos sean positivos, es probable que nuestra mente se centre en la única crítica negativa que hemos recibido. Por supuesto, es importante aprender lo que tenemos que mejorar, así que no estamos sugiriendo que ignoremos los comentarios negativos, especialmente si son constructivos. Sin embargo, si seguimos volviendo a la misma crítica negativa y la utilizamos para socavar nuestras capacidades y logros, puede ser útil encontrar formas de superar esta frustración y negatividad. Una forma sencilla es reconocer dos tendencias naturales que la mayoría de nosotros, si no todos, tenemos.

Sentirnos mejor

Nuestra primera tendencia natural útil es la tendencia que puedes estar experimentando mientras lees o escuchas esto. Fíjate en que probablemente estés haciendo pequeños ajustes en tu postura. Incluso sin pensar en ello, cada ajuste intenta ayudarte a sentirte mejor, con mayor comodidad o más a gusto. Cada vez que te rascas una picazón o bebes un sorbo de agua, probablemente estás haciendo algo que instintivamente te hace sentir mejor. Si examinas la mayoría de tus acciones, si no todas, descubrirás que están motivadas por esta primera tendencia natural, el deseo de sentirse mejor. Cada vez que comes algo, lo haces porque piensas o sientes que te hará sentir mejor. Tómate un momento para reflexionar. ¿Es posible que la mayor parte del tiempo todo lo que hagas te lleve a sentirte mejor? Por ejemplo, cuando lees algo, ves una película o escuchas música, lo más probable es que estés tomando una decisión con base en lo que te hará sentir mejor de lo que te sientes en ese momento. ¿Estás de acuerdo en que se trata de una tendencia natural beneficiosa? Es natural porque no tienes que hacer ningún esfuerzo para que esta tendencia se manifieste.

Sin dolor

La segunda tendencia natural beneficiosa complementa a la primera. De forma similar a la tendencia a acercarnos a lo que nos hace sentir bien, experimentamos una tendencia natural a alejarnos del dolor. A menudo actúa como un reflejo, algo que ocurre inconscientemente. Tómate un momento para darte cuenta de si esta segunda tendencia se está expresando a través de ti en este momento. Considera cómo esta tendencia puede estar presente en todos los aspectos de tu vida. ¿Es posible que estas dos tendencias estén implicadas en muchas de las decisiones que tomamos, tanto consciente como inconscientemente?
Aunque nos demos cuenta de que tenemos tendencias que no nos ayudan, puede ser importante reconocer que también tenemos tendencias naturales que nos ayudan. ¿Sería posible que recordáramos que esas tendencias nos ayudan todo el tiempo?

Durante los próximos días, observa con curiosidad si estas tendencias están presentes en ti. Si es así, ¿eres consciente del papel que desempeñan en tus actividades cotidianas?

Podemos explorar cómo se manifiestan estas dos tendencias naturales en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, aunque sepamos por experiencia personal que nuestra práctica diaria de posturas y movimientos de yoga siempre nos hace sentir más vitales y de mejor humor, cuando hace frío afuera, es posible que queramos quedarnos en la cama un poco más en lugar de salir de ella y de ir a nuestra colchoneta de yoga. ¿Crea esto una lucha interna para encontrar los pros y los contras de cada opción?
¿Defiende una parte de nosotros quedarse en la cama porque está bien cómoda y calientita, esgrimiendo razones como que nos lo merecemos porque hemos trabajado mucho? ¿Es posible que otra parte de nosotros defiende los beneficios de levantarnos y empezar el día con nuestra práctica de yoga? Se puede argumentar que ambas partes están intentando que nos sintamos bien; la parte que se queda en la cama puede estar centrada en la gratificación inmediata, mientras que la otra parte puede estar dispuesta a posponer la gratificación. Este ejemplo nos recuerda la idea del discernimiento consciente (viveka khyati), que se utiliza generalmente a nivel de distinguir la diferencia entre nuestra consciencia y sus contenidos. El yoga es una progresión gradual de aumento de nuestra sensibilidad y capacidad de discriminación, de modo que podamos utilizar nuestra discriminación para ayudarnos a elegir inteligentemente. Recuerda que, cualquiera que sea nuestra decisión, tendremos que vivir con sus consecuencias.

Este tipo de razonamiento también puede aplicarse a la segunda tendencia natural, la tendencia a evitar el dolor. El dolor es una retroalimentación útil. Nos alerta de un peligro inminente. Por eso es importante respetar las señales de dolor. Sin embargo, como ya hemos visto cuando hablamos de aprender a aprender, a veces confundimos la incomodidad tolerable con el dolor. Toda experiencia de aprendizaje requiere que trascendamos nuestra situación actual. Esto crea inevitablemente una incomodidad tolerable, pero podemos malinterpretar convenientemente la incomodidad tolerable como si fuera dolor, eximiéndonos así de pasar por la incomodidad que nos ayudará a crecer.

A medida que exploras estas ideas y llevas tu consciencia a estas tendencias naturales, familiarízate con cómo se sienten, ¿qué ocurre cuando avanzas hacia sentirte mejor? ¿Qué sientes cuando notas dolor? A continuación, combina tu práctica de yoga actual, modulando tus propias maneras de ser, con tu creciente sensibilidad y discernimiento. ¿Qué sucede?

Otras preguntas útiles: ¿Es la tendencia a moverse hacia lo que nos hace sentir bien similar al concepto de bondad? ¿Podría ser que la tendencia a alejarse del dolor sea similar al concepto de compasión? Cuando te plantees estas preguntas, fíjate si esta reflexión puede ofrecerte ideas sobre lo que consideras que es tu verdadera naturaleza.

Si prefieres escuchar el podcast:

Este es un fragmento del libro Desenreda el hilo: Cómo poner en práctica la antigua sabiduría del yoga para vivir una vida feliz

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