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¿Hay alguien susurrando en tu oido?
En estos días me acordé de un video acerca de Ben Zander , un profesor que inspira. En el video Zander dice que, en general, un músico no está solo en el escenario, sino que hay dos personas, una tratando de tocar una pieza musical y otra que susurra en el oído del músico: “no ensayaste lo suficiente…¿sabes cuanta gente puede tocar esta pieza mejor que tú?…aquí viene la parte en la que te equivocaste la vez pasada…” y muchas otras palabras perjudiciales.
Cuando practicamos Yoga en la estera, a menudo encontramos voces internas que nos distraen. Por ejemplo, tal vez oímos a nuestro asistente personal ofreciéndonos una larga lista de llamadas, citas y asuntos pendientes, o el cocinero planeando el menú que comeremos después de nuestra práctica, o el entrenador que nos instiga a superar nuestros logros pasados o a la persona que está al lado nuestro, o el asesor de imagen dirigiendo nuestra atención al estilo o color de los atuendos de las otras personas.
Este es el momento más importante
En el video, Zander subraya la importancia de estar presente cuando dice: “Este es el momento, este es el momento más importante, justo ahora”. Yo estoy completamente de acuerdo. Aún más, siento que no hay ningún otro momento. Estamos aquí y ahora y no podemos estar en ningún otro tiempo o lugar.
En otro video Zander dice que sucede una transformación total cuando vemos que “hemos estado escondiéndonos, sustrayéndonos y evitando tomar riesgos al estar sentados en la última fila en nuestras vidas”.
En mi opinión, la transformación de la que habla Zander se activa cuando estamos completamemente presentes. Al meternos de lleno en el momento presente nos damos cuenta que las voces que tratan de distraernos de este momento no nos permiten ver claramente que cada instante trae consigo el conocimiento y los recursos necesarios para responder en una forma vital y apropiada a las preguntas y retos específicos que ese instante trae consigo. Por tanto, es esencial que estemos atentos al momento presente.
Entablar una amistad con cuerpo y mente
En mi opinión, la práctica de Yoga es una cita que hacemos con nosotros mismos para aprender quienes somos. Sin embargo, nuestras mentes y cuerpos con su inclinación a seguir sus hábitos y costumbres, nos distraen, quitando nuestra atención de lo que estamos haciendo. Tratar de controlar la mente y el cuerpo es una forma no muy conducente para mantener nuestra concentración. Por mi parte prefiero la perspectiva que ofrece Vanda Scaravelli en su libro Awakening the Spine ( en inglés) cuando dice que debemos dar a nuestros cuerpos: “instrucciones claras dictadas, no por nuestra ambición, obligaciones o reacciones, sino por una percepción lúcida y precisa de lo que sentimos. Si somos sensibles a lo que nuestro cuerpo pide, el responderá espontáneamente en una forma inesperada y natural, sin esfuerzo. Debemos establecer una amistad con nuestros cuerpos y nuestras mentes.
Así que, en vez de ver a nuestro cuerpo y nuestra mente como obstáculos que requieren ser controlados por la fuerza, podemos escoger entablar una amistad con cuerpo y mente para que nos ayuden y apoyen nuestra intención de aprender y ser más sensibles a los estímulos que percibimos. Al poner toda nuestra atención y al cultivar nuestra curiosidad por aprender estamos alimentando nuestra motivación para permanecer completamente presentes en nuestra práctica. Como resultado, nuestra práctica de Yoga nos ayuda a descubrir e integrar el sinnúmero de relaciones que existen entre el cuerpo, la respiración, la mente y nuestro corazón. Cuando sucede esta integración no hay distracciones, solo hay espacio para hacer las cosas de verdad. Si esto sucede, aunque solo sea por un segundo en una postura, nuestra práctica nos transforma pues nos muestra la posibilidad de extender este modo de ser a todo lo que hacemos. Por consiguiente, todo lo que hagamos será la mejor expresión de quienes somos y por lo tanto será único, genuino, creativo e innovador.
La próxima vez que sientas una voz interna que te distrae de lo que estás haciendo en tu estera, escoge no quedarte sentado en la última fila en tu práctica y suavemente invita a tu mente y a tu cuerpo a contribuir esa misma energía al proceso de auto-descubrimiento. A medida que practicamos más y más, iremos mejorando nuestra capacidad para participar completa y activamente en el Yoga y, por que no, en nuestras vidas.
Namaste
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