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¿Mejor amigo o peor enemigo?
En uno de los populares comentarios contemporáneos al Yoga Sutra, Swami Sacchidananda le pide al lector que reflexione: “¿Eres tu mejor amigo o tu peor enemigo?” Esta es una pregunta poderosa y muy útil para cualquiera que la contemple. Hoy usaremos esta pregunta para guiar nuestra exploración.
Desde la perspectiva del Yoga Sutra, o estamos alineados con nuestra verdadera naturaleza (1.2 y 1.3) o nos distraemos con nuestras maneras de ser (1.4). Nuestras maneras de ser son los patrones en nuestras posturas, movimientos, respiración, pensamientos, emociones e interacciones. Sí, como nos recuerda Patañjali (1.5), estos patrones a veces son dolorosos y otras veces no lo son. De hecho, algunos de nuestros patrones pueden ser útiles en un contexto e inútiles en otros contextos. A medida que cultivamos la práctica de ser testigos de nosotros mismos, algunos de estos patrones se vuelven bastante obvios. Al principio, notamos que estamos experimentando incomodidad. Cuando sentimos que algo nos está molestando, algunos de nosotros podemos encontrar a alguien más a quien culpar por lo que estamos sintiendo. Esta decisión inicia una cadena de acciones y reacciones en las que participaremos y que viviremos durante algún tiempo. Cuando vuelva a surgir una incomodidad similar, si podemos reflexionar sobre el evento, los participantes y las acciones, es posible que podamos reconocer que algunas de nuestras creencias, preferencias y tendencias podrían estar contribuyendo al resultado molesto. Cada vez que ocurre un evento similar, nuestra capacidad de presenciar nos permite notar cómo estamos tomando decisiones que contribuyen a crear la situación que encontramos molesta o frustrante.
Nuestra capacidad de estar presentes hará evidente cuando nuestras creencias, intenciones y acciones nos lleven en una dirección que no es benéfica. Mientras que al comienzo del proceso estamos a merced de patrones que tal vez no hayamos reconocido en nosotros mismos, el simple hecho de aunar nuestra consciencia a nuestras actividades diarias comienza a aclarar cómo podemos tomar decisiones acertadas. Por ejemplo, algunos días nos despertamos sintiéndonos con energía, mientras que otros días nos despertamos sintiéndonos cansados. Tal vez no le prestamos atención a esto, y simplemente aceptamos que parece que dormimos mejor algunos días que otros. Si hay muchos días en los que no estamos descansando lo suficiente, podemos sentirnos motivados a prestar atención a los posibles factores que influyen en la calidad de nuestro sueño. Observar estos factores regularmente probablemente indicará algunos patrones, incluidas las fluctuaciones en nuestra hora de acostarnos y cómo nuestras actividades durante el día y antes de ir a dormir (incluido el ejercicio, la dieta, la exposición a la luz y muchos otros) influyen en cuánto tiempo y qué tan bien dormimos. Notar nuestros patrones hace que sea más fácil para nosotros explorar formas de modular nuestras maneras de ser para descubrir si son útiles o no. Examinar estos patrones y sus efectos nos da experiencia directa (1.7) para comprender mejor cómo funciona nuestro ciclo de sueño. Recuerda que además de nuestra experiencia directa, también podemos acceder al testimonio válido de alguien confiable (1.7) para informar las opciones que son mejores para nosotros.
Cuando algunos de nuestros hábitos están profundamente arraigados, podemos encontrarnos anulando nuestro mejor juicio. La pregunta es, en el momento en que uno de nuestros hábitos bien establecidos nos lleva a inclinarnos en una dirección que sabemos que no es útil, ¿podemos detenernos brevemente? ¿Puede esa pausa ofrecernos un momento para tomar perspectiva? Es entonces cuando podemos preguntarnos: “¿en este momento estoy siendo mi mejor amigo o mi peor enemigo?”
Tomarte un momento para hacer esa pregunta puede hacer que sea más fácil ser conscientes de la decisión que estamos tomando, incluso si la decisión va en contra de nuestro mejor juicio. Más tarde, cuando sintamos molestia o frustración, podemos recordar que esto es lo que sucede cuando elegimos no ser nuestros mejores amigos. Ten en cuenta que todavía estás a cargo de tomar tus propias decisiones.
También puedes reconocer que a veces, especialmente cuando nos inclinamos en una dirección inútil, podemos crear justificaciones para la decisión no benéfica que estamos a punto de tomar. Esto a veces surge en palabras como: “Sí, me merezco darme esto”. Si este es el caso, puede ser útil aclarar nuestra definición de que es ser nuestro mejor amigo. ¿Cómo defines ser tu mejor amiga? ¿Puedes ser el tipo de amiga que nunca te defrauda? Durante esta exploración reconoce que a veces conscientemente tomas una decisión que no es la mejor para ti en ese momento. Y que ser consciente de ignorar tu mejor juicio ya te prepara para recordar que necesitarás asumir la responsabilidad por los efectos de tus decisiones. No olvidemos que, como con cualquier otro experimento, es importante notar los efectos de ser tu mejor amigo. La retroalimentación que recibes puede ofrecer una gran motivación para continuar siendo tu mejor amiga más a menudo.
Espero que esta semana encuentres ideas y perspectivas interesantes al explorar a través de tus acciones y sus consecuencias cómo estás respondiendo a la pregunta: “en este momento, ¿estoy siendo mi mejor amigo o mi peor enemigo?” Además, considera si convertirte en tu mejor amiga ayuda a que seas una mejor amiga para los demás.
Si prefieres escuchar el podcast:
Este es un fragmento del libro Desenreda el hilo: Cómo poner en práctica la antigua sabiduría del yoga para vivir una vida feliz
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