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noviembre 19, 2019¿Podemos regular nuestro clima interior?
Muy a menudo he notado que los cambios del clima están en nuestra mente porque algunas de las variaciones climáticas que estamos viviendo son difíciles de ignorar. Obviamente, tiene sentido prestar atención a las fluctuaciones en el tiempo para poder planificar, incluso algo tan simple como llevar un paraguas cuando salimos de casa. Para mí también es interesante observar cómo el clima externo puede ayudarnos a notar algunos de nuestros filtros internos. Por ejemplo, no es raro oír que alguien diga algo como: “Qué hermoso día, ¿cómo puede una persona no estar absolutamente feliz hoy?” La mayoría de nosotros estaría de acuerdo en que cuando el clima externo está de acuerdo con nuestras preferencias o planes es más fácil sentirnos felices, o al menos en un buen estado de ánimo. Por supuesto, es más fácil sentirnos bien cuando todo va de acuerdo a nuestro gusto. Sin embargo, ¿cuando el clima cambia, cambia también nuestro estado de ánimo? Es la persona que encuentra el tiempo de hoy precioso la misma persona que se queja porque es demasiado caliente, demasiado húmedo, demasiado frío o demasiado lluvioso?
Algo que llama la atención es cómo un fenómeno meteorológico simple como la lluvia puede generar dos reacciones bien diferentes en la misma persona. Por ejemplo, si estoy trabajando en mi jardín y acabo de terminar de sembrar semillas en el suelo, la lluvia puede hacer que me ponga feliz. Por otra parte, si tengo planes con mis amigos para salir a un picnic, la lluvia puede hacer que me sienta frustrado o molesto por tener que cambiar o cancelar mis planes. Cuando permito que los patrones cambiantes del clima influyan cómo me siento, estoy abdicando mi capacidad de controlar como me siento? ¿Estoy acaso renunciando a mi capacidad de elegir cómo responder a lo que está pasando afuera? Permitir que mi estado de ánimo esté a merced de los fenómenos externos, parece una receta excelente para estar en una montaña rusa emocional constante que cambia como el viento.
El yoga es un viaje de exploración de nuestros paisajes internos a nivel físico, mental, emocional y respiratorio. Es posible decir que el yoga mejora nuestra capacidad para regular el clima interior. Por ejemplo, en general la mayoría de sesiones de yoga se configuran en un ambiente seguro, tranquilo y relajante con el fin de facilitar una exploración con mínima o ninguna distracción. Como resultado, podemos observar cómo nuestros movimientos, la respiración y la mente interactúan y se interrelacionan e incluso más allá, podemos empezar a notar cómo la práctica influye en nuestra actitud y estado de ánimo. Las habilidades que cultivamos en nuestra práctica son transferibles, por ello uno de los objetivos de tener una práctica uniforme es que el practicar con disciplina nos ayuda a actuar consciente y deliberadamente durante nuestra práctica y más allá, en nuestra vida diaria. En otras palabras, nuestra práctica de yoga nos ayuda a establecer un vínculo entre nuestro mundo interior y el mundo exterior, lo que nos permite responder en lugar de reaccionar.
¿Cómo podemos mejorar en la regulación de nuestros estados internos?
El primer requisito es estar presentes, en la medida de lo posible, en nuestro momento presente. Sin esto no podremos notar cuando algunas de nuestras reacciones sean habituales y / o inconscientes.
El segundo requisito es estar interesados en darnos cuenta de lo que está sucediendo para poder determinar cómo influyen los fenómenos externos en nuestra forma de sentir, pensar, movernos y respirar.
En tercer lugar, a medida que continuamos interesados en lo que está sucediendo justo donde estamos, podemos notar los lugares en los que sentimos presión, tensión, molestia o dolor. Es útil tener en cuenta que estas sensaciones pueden estar ocurriendo a nivel de respiración, cuerpo, mente o emociones. Una tentación que puede aparecer cuando notamos un obstáculo, reto o distracción, es la tentación a auto-juzgarnos y a decidir que estamos haciendo algo mal. Aquí es cuando es fundamental validar nuestra experiencia, es decir, reconocer que es válido sentir lo que sentimos, independientemente de si nos agrada o no lo que estamos sintiendo. Este reconocimiento nos ofrece una pausa, una invitación a explorar si puede haber otras opciones dentro de nuestro control. Este aspecto de la práctica es fundamental para poder regular nuestros estados internos, ya que estamos cultivando nuestra capacidad de observar y discernir antes de reaccionar.
En consecuencia, podemos hacer una elección y notar sus efectos.
Por supuesto, como con cualquier otra práctica, nuestra habilidad mejora cuando mantenemos nuestro interés y la curiosidad suficiente para de persistir suavemente.
Cuando intentamos mejorar nuestra capacidad de regular nuestro clima interior, puede ser más fácil entender por qué en los Yoga Sutras, Patañjali define el yoga como la regulación de nuestra actividad interna [1.2] con el fin de experimentar nuestra verdadera naturaleza [1.3] en lugar de identificarnos erróneamente con los objetos transitorios que entran en nuestro campo de conciencia [1.4]. Tal vez, un primer nivel de la máxima libertad de la que habla Patañjali, es el paso indispensable de independizarnos de toda manipulación externa. Este es un cambio con un impacto profundo. Por supuesto, es importante tener en cuenta que tomar este camino nos obliga a ser dueños de nuestras acciones y a dejar de culpar a otros por nuestros estados internos. Como resultado posiblemente descubriremos que al ser responsables de nuestro clima interno tenemos la opción de dejar de participar en los dramas externos e internos, para así poder enfocar nuestra energía en nuestro dharma, es decir, en nuestra participación entusiasta y consciente en la vida tal y como aparece frente a nuestros ojos.
Cuando recordamos que la filosofía yoga no es un mero ejercicio mental, sino una llamada a la acción, podemos optar por poner la idea de regular el clima interno en práctica. Aquí hay algunas opciones, algunas más sencillas y otras un poco más ambiciosas:
- ¿Puedo optar por mantener la calma mientras conduzco?
- ¿Puedo elegir mirar a cada persona a los ojos?
- ¿Puedo escuchar a cada persona con quien hablo?
- ¿Puedo mantener una leve sonrisa en mi cara durante todo el día?
- ¿Puedo optar por no juzgar?
- ¿Puedo elegir no quejarme?
- ¿Puedo ser un centro de paz y compasión adonde quiera que voy?
- ¿Puedo elegir ser agradecido sin importar lo que me pase?
- ¿Puedo elegir ser feliz o dulce o compasivo o amoroso sin condiciones?
Puede ser útil recordar que cuando tratamos de llevar estas intenciones a la práctica muy probablemente empezaremos a chocar con obstáculos que no nos permiten mantener nuestra intención. Darnos cuenta de la forma en que respondemos es una buena manera de comprobar si si podemos modular el clima interior. En realidad, es bastante esclarecedor notar lo que hacemos cuando nos topamos con obstáculos, algunos de nosotros optamos por culpar a los obstáculos o alguien más, otros podemos escoger sentirnos frustrados o enojados. Cada obstáculo nos ayuda a darnos cuenta del nivel de nuestra motivación y compromiso a continuar con nuestra intención. Al mismo tiempo cada obstáculo posiblemente refleje nuestros valores y actitudes.
Estas fluctuaciones entre seguir con nuestra intención y distraernos son parte del proceso. La mayoría de nosotros muy probablemente nos distraeremos y olvidaremos nuestra intención por unos minutos, horas, días, semanas, meses e incluso años. Lo importante es que recordemos volver a intentar una y otra vez sin forzar, sin forcejear y sin auto-juzgarnos. Seguir intentando es lo que desarrolla nuestra concentración, fortaleza y voluntad, y es en realidad el núcleo de todas las prácticas de yoga (posturas, movimientos, respiración, canto y meditación).
A medida que continuamos persistiendo con dulzura vamos creciendo en nuestra auto-comprensión y conocimiento, y tal vez seamos capaces de mirarnos a nosotros mismos y al mundo con un poco más de paciencia y bondad.
Te deseo que el clima externo no dicte tus estados internos.
Paz,
rubén
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