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¿Cuál es mi verdadera naturaleza?
A medida que contemplamos las preguntas relacionadas con quiénes creemos que somos, podemos comenzar a notar algunas de las cosas que creemos que somos que son temporales y siguen cambiando. Entonces podemos pensar, claramente esas cosas no son lo que realmente soy, porque todavía estoy aquí incluso cuando han cambiado o desaparecido.
El yoga es una práctica con una larga historia, tal vez porque todo el yoga se relaciona con una de las preguntas fundamentales sobre las que todo ser humano reflexiona, tarde o temprano: “¿quién soy yo?” Practicar yoga es una forma empírica de explorar esta pregunta, a través de nuestras maneras de movernos, respirar, pensar, sentir e interactuar.
Entonces, si no soy quien creo que soy, ¿cuál es mi verdadera naturaleza? Exploremos eso esta semana.
Encuentra un espacio tranquilo y una posición muy cómoda. Siéntate, recuéstate o acuéstate. Cierra tus ojos y date permiso para desconectarte del mundo por completo recordando que en este momento no puedes actuar en ningún otro lugar. Elige estar aquí. A continuación, pregúntate: ¿cuál es mi verdadera naturaleza? Con calma y curiosidad pon atención a la respuesta. Invítate a relajarte tanto como sea posible. Nota los sonidos y ruidos que vienen del exterior, a lo lejos. Después de un par de minutos, notarás los sonidos y ruidos que están más cerca del edificio en el que te encuentras. Fíjate sin tener que identificar ni describir, solo escucha el sonido y su propia estructura interna. Presta atención a los sonidos más cercanos a ti, en la habitación en la que estás. No describas ni narres, solo escucha, tomando consciencia del paisaje sonoro de múltiples capas que te envuelve.
Invítate a explorar tu propio entorno interno. Empieza por escuchar atentamente los sonidos dentro de ti. Escucha sin juzgar ni narrar. Observa con curiosidad lo que está sucediendo dentro de ti sin intentar editar o censurar lo que notas. ¿Qué actividades internas notas? Estas actividades internas pueden ser sensaciones en tu cuerpo, pensamientos o emociones. Si parece que hay palabras en tu entorno interior, ¿puedes elegir dejarlas fluir sin intentar controlarlas? Dirige tu atención a la forma en que tu cuerpo está respirando, sintiendo cada inhalación y exhalación desde el momento en que notas que el aire comienza a fluir hacia tu cuerpo, hasta la transición entre tu inhalación y su exhalación. Sigue las sensaciones que te hacen saber que estás exhalando hasta que sientas que las últimas moléculas de aire salen de tu nariz. No es necesario controlar nada. Solo concéntrate en el ritmo natural de tu respiración. De vez en cuando, es posible que tu mente se desvíe hacia algún diálogo interno o descripción. Quizás tu mente comience a planificar el resto de tu día o semana, o quizás estés recordando algo que sucedió recientemente. Sea lo que sea, déjalo ir y elige atender a tu respiración con la curiosidad de quien sabe que cada respiración es única e insustituible. Permanece en el mayor estado de relajación que te sea posible, como si estuvieras a punto de dormirte. Si te duermes o te distraes, suavemente, sin forzar, sin forcejear y sin auto juzgarte, vuelve a saborear este momento, cuando no hay nada más que hacer ni otro lugar donde estar. Una vez sientas que es el momento de terminar, estírate gradualmente, respira más profundamente y abre tus ojos.
Incluso cuando tomas tiempo para no hacer nada más que relajarte e intentas estar muy en calma, notarás cómo tus maneras de ser, como tu tendencia a quejarte, planificar, comentar o narrar, te sacarán de solo estar con lo que es, y te llevarán a la compleja ideología que has estado construyendo en tu cabeza durante toda tu vida. La mayoría de la gente titubea entre ser y hacer. En el modo de hacer, la mente está ocupada tratando de encontrarle sentido a lo que está notando. Sin embargo, en el modo de ser, la mente se tranquiliza y observa sin reactividad. Las actividades internas que notaste en el ejercicio anterior, tus maneras de ser van cambiando, yendo y viniendo a lo largo del día. Para poderte dormir, dejas de lado todas esas maneras de ser. Pero muy poco después de que te despiertas por la mañana, parece que vuelven a empezar por sí mismas. De hecho, con bastante frecuencia, parece que esas maneras de ser se encargan de dirigir tu vida. Puedes ampliar tu indagación preguntándote:
- Si hay maneras de ser que se pueden activar y desactivar, ¿son acaso esenciales?
- ¿Son estas maneras de ser fundamentales en mi ser?
- Dado que algunas de estas maneras de ser no siempre han sido parte de mi entorno interno, ¿significa eso que no son necesarias?
- ¿Qué queda cuando esas maneras de ser están apagadas? ¿Acaso pasa esto alguna vez?
- ¿Dónde se manifiestan todas esas maneras de ser?
Al igual que con otros ejercicios en este viaje de descubrimiento, la única forma de averiguar si esta línea de investigación es útil para ti, es explorarla.
Al final del día, cuando es hora de dormirte, es posible que encuentres algunos pensamientos persistentes, tal vez algunos planes sobre lo que vas a hacer mañana, o tal vez algunos pensamientos relacionados con cómo fue el día, o tal vez algunos arrepentimientos sobre las cosas que podrías haber hecho de otra manera. Al final, todos, para poder dormirnos, tenemos que dejar de lado todas esas actividades internas. Cuando finalmente sucede, el cuerpo, la mente y las emociones se rinden y se relajan por completo. Ese es el momento en que nos dormimos. Dormir profundamente permite que tu cuerpo cambie su enfoque del mundo exterior a la experiencia interna. Esto le permite invertir recursos en curar, restaurar y reponer. El proceso inverso ocurre todas las mañanas cuando, justo antes de abrir los ojos, te das cuenta de que “ya me desperté”. Muy pronto, tu espacio interno se llena con una avalancha de ideas, tareas, pensamientos, planes y cosas por hacer, y la carrera diaria comienza de nuevo. Sugiero que todas esas actividades internas que ocupan tu espacio interior son temporales y no esenciales para tu ser. Si fueran esenciales, no sería posible soltarlas.
Esta semana, te invito a prestar atención a tu verdadera naturaleza. ¿Qué hay detrás de todas las actividades en las que participas, tanto interna como externamente?
¿Dónde tienen lugar todas esas actividades? En lugar de tratar de capturar una sola respuesta específica en palabras, nota si la simple experiencia de ser puede ofrecerte una conexión con tu verdadera naturaleza. En otras palabras, ¿qué aspecto de ti permanece incluso cuando el cuerpo, la mente, las emociones y las actividades cambian? ¿Qué permanece cuando todas las actividades parecen detenerse?
Abraza estas preguntas sin apresurarte a encontrar respuestas y observa si vivir con estas preguntas puede influir en la calidad de tus experiencias y la calidad de tu participación en tu vida.
Si prefieres escuchar el podcast:
Este es un fragmento del libro Desenreda el hilo: Cómo poner en práctica la antigua sabiduría del yoga para vivir una vida feliz
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