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Salud, apetitos y eliminación (segunda parte)
En el episodio anterior, ofrecimos una definición completa de salud que incluye todos los aspectos de nuestro ser y sus interrelaciones. Aquí está de nuevo la definición: La salud es la integración armoniosa de apetitos adecuados, eliminación eficiente, postura óptima, movimiento grácil, actitud alegre, mente tranquila e interacción compasiva. En este episodio exploraremos los dos primeros elementos de nuestra definición: los apetitos adecuados y la eliminación eficiente.
Empecemos por considerar que todos los procesos naturales tienen dos aspectos complementarios, la entrada y la salida. Para todos nosotros, un ejemplo vivo de un proceso compuesto por estos dos aspectos es nuestra respiración, cada ronda de respiración consiste en una inhalación y una exhalación. En el yoga, la práctica del pranayama se dedica a explorar conscientemente la respiración, a menudo creando diferentes proporciones de inhalación y exhalación con fines específicos, a veces con la intención de sentirse más alerta, a veces para sentir mayor relajamiento. Independientemente de lo mucho que manipulemos nuestra respiración, observar nuestra respiración nos ayuda a darnos cuenta de cómo nuestro organismo está constantemente encontrando formas de crear un equilibrio entre la inhalación y la exhalación para que haya suficiente oxígeno para nuestras necesidades metabólicas y para que los subproductos de algunos procesos fisiológicos puedan ser eliminados a través de nuestras exhalaciones. Cuando nuestras inspiraciones y espiraciones funcionan de forma óptima, ni siquiera tenemos que pensar en que el proceso está ocurriendo. Volveremos sobre esta idea más adelante en este episodio.
En nuestra definición de salud, los apetitos son los estímulos de entrada que guían nuestras decisiones sobre lo que introducimos en nuestra vida y en nuestro organismo. La eliminación es el complemento necesario que remueve lo que ya no tiene utilidad para nosotros. Empecemos pensando en el primer elemento, los apetitos adecuados.
La palabra «apetito» se utiliza para referirse a un deseo o antojo, la mayoría de las veces, el deseo de comer o beber. Pero ampliemos nuestra concepción del apetito para incluir factores que van más allá de nuestros procesos fisiológicos internos. Por ejemplo, algunos de nuestros apetitos pueden ser el resultado de algunos de nuestros hábitos, como cuando estamos acostumbrados a comer a la misma hora todos los días. Probablemente descubriremos que empezamos a sentir hambre a la misma hora cada día. Algunos de nuestros antojos pueden ser el resultado de nuestras actividades, como sentir sed después de hacer ejercicio intenso; o pueden estar influidos por nuestro entorno, como cuando sentimos un antojo al exponernos a vistas y olores que nos resultan atractivos. Es importante recordar que hay antojos que van más allá de la comida y la bebida, como los deseos sexuales y los emocionales, como la necesidad de sentirse atendido, de ser visto y escuchado o de establecer conexiones significativas con otras personas. Algunas personas también experimentan antojos de actividades que producen excitación o sensaciones similares. Al igual que nuestro apetito por la comida y la bebida, estos antojos pueden verse influidos por nuestros hábitos, nuestro entorno y nuestros estados emocionales. ¿Te parece útil prestar atención a tus apetitos?
¿Qué ocurre cuando observas tus apetitos con regularidad? ¿Notas algún patrón, por ejemplo, que determinadas actividades, entornos o emociones parecen desencadenar algunos de tus apetitos? ¿Existe alguna relación entre tus apetitos físicos, mentales y emocionales? Como siempre, recordemos que el propósito de observar nuestros comportamientos y maneras de ser nunca es juzgarnos a nosotros mismos, sino obtener una perspectiva más clara y amplia de nuestras intenciones, acciones e interacciones, de modo que podamos modularlas para mejorar la calidad de nuestra presencia y participación.
A medida que atendemos a nuestros apetitos, desarrollamos una mayor sensibilidad para percibir sus matices. Aquí es donde entra en juego la palabra que califica a los apetitos en nuestra definición: «adecuados». ¿Qué es adecuado? Adecuado significa suficiente y apropiado para satisfacer una necesidad. Prestar atención a nuestros apetitos y a los comportamientos asociados a ellos ya nos da algunas pistas sobre la naturaleza de algunos de estos deseos. Podemos darnos cuenta de que se nos antoja interactuar con la información y las aplicaciones de nuestros dispositivos móviles más a menudo cuando estamos aburridos o que se nos antoja comer cuando sentimos determinadas emociones. A veces nos apetecen cosas o experiencias que nos hacen sentir importantes o relevantes. A medida que nos volvemos más adeptos a notar todo tipo de antojos, ¿sería útil preguntarnos qué necesidad satisface cada antojo? ¿Podría ser esta una forma útil de discernir la diferencia entre nuestros deseos y nuestras necesidades? ¿Podrían los yamas de equidad y generosidad (asteya) y abundancia y simplicidad (aparigraha) ser una forma de hacerlo? y el niyama del contento (samtosha) proporcionar una guía útil para modular nuestros apetitos? ¿Sería útil pausar y prestar mucha atención a lo que sentimos para poder saborear todas las sensaciones asociadas a ese apetito? Otra pregunta útil es si saborear confirma que nuestro apetito satisface una necesidad real. ¿Puede mi capacidad de saborear y disfrutar darme información para evaluar si mi apetito es adecuado? ¿O descubro que tengo alguna carencia? ¿Quizás podría ocurrir lo contrario y nos daríamos cuenta de que estamos consumiendo más de lo que es necesario?
Ahora cambiemos nuestra atención de nuestros apetitos adecuados al complemento del proceso: la eliminación eficiente, porque incluso si nuestros apetitos son adecuados, la falta de eliminación eficiente creará muy probablemente un desequilibrio. Comencemos por considerar el concepto de eliminación, es decir, el acto de remover, desechar, descartar o expulsar. Todo lo que traemos a nuestro ser mental, físico y emocional debe ser procesado, digerido, asimilado, dejando un residuo, ya sea lo que no pudo ser procesado o un subproducto de los procesos de digestión y asimilación. Por ejemplo, ahora entendemos claramente que la fibra dietética desempeña múltiples funciones en nuestro sistema digestivo, empezando incluso antes de la digestión al ayudar a activar nuestras glándulas salivales, neutralizar la acidez en la boca, ayudar a limpiar los dientes, ejercitar los dientes y las mandíbulas y ayudar a reducir la inflamación de las encías. La fibra dietética también influye en el ritmo de la digestión, en la asimilación de nutrientes, al tiempo que alimenta la flora intestinal y facilita el paso de los residuos fuera de nuestro sistema. El sentido común sugiere que es una buena idea incluir una cantidad adecuada de fibra en nuestra dieta (en otras palabras, incluir fibra en nuestro apetito) para promover una eliminación eficiente. Esta idea sugiere que lo ideal sería que lo que nos alimentamos contuviera algo que mejorara los procesos de digestión, asimilación y eliminación. Considera si este podría ser el caso.
Es comprensible que, en tiempos de escasez, muchos de nosotros desarrollemos una actitud de acumulación de cosas, pensando que las necesitaremos más adelante. ¿Es posible que nos aferremos a ideas, emociones, maneras de ser y recuerdos que ya no mejoran la calidad de nuestra participación en la vida? ¿Es posible que eliminemos lo que ya no nos sirve, tal vez inspirados por la práctica del niyama de claridad y pureza (shaucha) así como del yama de equidad y generosidad (asteya)? Es posible que aquello a lo que nos aferramos nos dé una sensación de seguridad, al tiempo que se convierte en una carga, algo que necesitamos cargar y mantener, como cuando tenemos una posesión que nunca utilizamos, pero que pensamos que podríamos usar algún día. Es probable que esa posesión requiera mantenimiento para poder utilizarse, por lo que requiere nuestra energía y atención incluso cuando no la usamos. ¿Aumenta algo así la calidad de nuestra participación en nuestra vida? En algunos casos, podemos descubrir que algo de lo que guardamos podría ser útil para otra persona. ¿Podría ser esta una vía de eliminación eficiente?
A través de la práctica del yoga desarrollamos la habilidad de observar todos los aspectos de nosotros mismos, incluyendo lo que pensamos y lo que sentimos. Nuestra práctica puede ayudarnos a darnos cuenta de dónde y cómo nos aferramos a viejos remordimientos, resentimientos y miedos que ya no son necesarios. ¿Podrían ser estas ideas obsoletas obstáculos para nuestra salud? Si es así, ¿podemos explorar a qué nos resistimos para desprendernos de lo que ya no necesitamos? ¿Qué otros aspectos de nuestra vida podrían beneficiarse de una eliminación eficaz?
Al explorar esta idea de la eliminación, sobre todo cuando consideramos si nuestra eliminación es eficiente, puede ser útil reflexionar sobre cómo llevamos a cabo este proceso. Una forma es sembrar las semillas de la eliminación durante nuestra respuesta consciente a nuestros apetitos, como mencionamos en el ejemplo del papel de la fibra en nuestro cuerpo. Otra forma es ver la eliminación como una parte útil y necesaria de todos nuestros apetitos. Algunos de nosotros descubrimos que algunas de nuestras maneras de ser no nos sirven, sobre todo aquellas que crean dolor y sufrimiento. A veces nos acercamos a estos hábitos inútiles con fuerza, otras veces puede ser más útil utilizar un enfoque más suave como cambiar de rumbo (pratipaksha bhavana), eligiendo cultivar un comportamiento o actitud útil que con el tiempo crecerá y desplazará orgánicamente a la tendencia menos útil. ¿Cómo ves tu proceso de eliminación? ¿Eres consciente de los pensamientos, emociones, actitudes y comportamientos que crean barreras a tu felicidad y salud? ¿Cómo modulas estas maneras de ser, sus implicaciones y consecuencias?
Puesto que existe una profunda conexión entre nuestros apetitos y la eliminación, una pregunta útil para nuestra contemplación y para observar nuestras acciones es: ¿Existe un equilibrio entre mis apetitos y mi eliminación? ¿Qué síntomas me indican que mis apetitos y eliminación están en equilibrio? ¿Es posible que cuando nuestros apetitos y eliminación están funcionando optimamente no tengamos que dedicar mucha atención a ellos?
Como siempre te sugiero que tomes un tiempo para explorar estas preguntas y para evaluar si son útiles para ti en este momento. En el próximo episodio seguiremos explorando los siguientes elementos de nuestra definición de salud: postura y movimiento.
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